jueves, 8 de julio de 2010

EL HOGAR ESCUELA PRIMAL POR NATURALEZA.

Ni la escuela, ni la universidad, ni ningún otro centro educativo pueden sustituir la riqueza, potencialidad y versatilidad que proporciona la vida en familia. La educación académica (escuela, universidad, etc.) aporta los elementos técnicos y de cultura general, en términos de teorías, modelos y métodos, necesarios para el desempeño en el trabajo en nuestras organizaciones, y para múltiples orientaciones en la vida. Otras instancias de la sociedad, como los medios de comunicación y el estado, actúan como complemento de peso importante en el proceso formativo de los futuros ciudadanos; pero es la dinámica de la vida familiar la que deja la huella y la impronta y gravada presión: con caracteres indelebles en los individuos a través de mapas, modelos, actitudes y comportamientos observados y vivenciados aprendidos y codificados a lo largo de la vida en familia. Los niños aprenden lo que viven, observan y escuchan, toda vez que, sus padres son sus ejemplos y guías.

Los padres son los maestros naturales por excelencia y el hogar es la escuela primal por naturaleza para formar personas funcionales, responsables de sí mismas, conscientes de sus necesidades y de las del otro (cuando la familia camina en forma sana y funcional), en las dos acepciones del término: como contexto natural y original y como el ambiente más fundamental y definitorio. Este rol no puede ser, pues, delegado a otros actores e instituciones; no está sujeto a outsourcing; le queda grande a las domesticas, a parientes cercanos, al estado, o a cualquier centro educativo. No hay lugar como el hogar para la formación del ser humano. Una persona no puede vivir ni crecer sino dentro de sus contextos de crecimiento que son los laboratorios naturales de aprendizaje. El hogar es el laboratorio natural en el que los seres humanos pueden ser formados para la vida, la convivencia, la tolerancia, el ejercicio ciudadano, la responsabilidad, la disciplina para el trabajo, la vida productiva, el respeto por el otro, el amor por su nación, etc.


El hogar representa el contexto primario donde las personas aprenden a ser efectivos; donde los futuros ciudadanos aprenden las competencias comunicacionales, perceptivas, cognitivas, emocionales, conductuales y organizacionales que los hacen productivos, exitosos y comprometidos. Es también en el hogar donde se aprenden los procesos esenciales para el desarrollo y el crecimiento como individuo y de la vida relacional. Esto es así porque la familia aporta más que instrucción; la familia aporta formación y educación; edifica valores fundamentales y forma el carácter de los individuos.


¿Hasta dónde llega la participación de los padres en el proceso educativo de los hijos?

Abarca además de la formación del carácter, valores y actitudes, una participación protagónica en el proceso de instrucción y aprendizaje para lograr una formación que le posibilite a sus hijos un desempeño eficaz en un oficio (aspectos académicos y vocacionales de sus hijos).

Aun cuando la escuela juega un rol estelar en este sentido, los padres necesitan involucrarse a fondo en el proceso. Los padres venezolanos tienen que involucrarse mucho más a fondo en la educación de sus hijos. La participación que tienen hoy es muy pobre y limitada. En algunos casos se produce un tipo de participación de los padres y representantes en las actividades de la escuela, pero muy centrada en tareas de apoyo logístico o financiero: rifas, ferias, verbenas y operativos de limpieza, son el tipo de actividades en que  participan los padres y representantes y generalmente, este es también el tipo de contribución que la escuela demanda de ellos. La participación  de padres y representantes, debe extenderse a los aspectos pedagógicos de la escuela. Debemos estar informados sobre los contenidos, programas y prácticas de enseñanza; conocer las metodologías que utilizan los maestros y profesores, involucrarse en la organización interna de la escuela.