HOMBRES MALTRATADOS.
La revelación pondrá de punta los pelos, los autores de la violencia doméstica no son sólo los hombres sino las damas que también le entran a la agresión con igual o mayor entusiasmo. Durante décadas, se dio por sentado que era el varón que golpeaba y maltrataba psicológicamente a la mujer mientras esta se resignaba a curarse en silencio las heridas. Falso de toda falsedad, echa por tierra el mito y demuestra que las mujeres no sólo son tan agresivas (o más) que los hombres, sino que en pocos casos propinan soberanas tandas a sus parejas. Estudios recientes dan como resultado el 93.2% de mujeres dijo que había agredido psicológicamente a su pareja al menos varias veces. Un 80.3% de hombres hizo la misma afirmación. Mientras el 39.1% de chicas reveló que había causado daño físico al hombre que frecuentaban. Los hombres que dijeron lo mismo fueron el 21.5%. Este estudio revela que las mujeres, en un conflicto, prefieren gritar, ignorar, maldecir, culpar, encolerizar, ridiculizar y al no obtener respuesta, prefieren apuñetear, arañar, hincar, cortar, quemar, disparar y golpear con objetos contundentes. Es decir, de mujeres débiles e indefensas, ni la tos. Es un truco feminista, las mujeres son las únicas que denuncian, mujeres de 15 a 65 años, entonces no se puede saber el número de menor o mayor agresividad porque es posible que varios golpes de mujer no dejan huella y un solo golpe de un varón, produzca un daño evidente. No obstante, hace más de veinte (20) años que las estadísticas de las instituciones, fiscalia y organismo policiales, revelan que las mujeres representan el 90% de casos de violencia conyugal. Este número proviene de recuento de las denuncias policiales y de los informes de las mujeres golpeadas. Lo paradójico es que la agresión contra el varón no suele considerarse un delito, no suele registrarse en los atestados policiales, ni aparece en las estadísticas. Muchos varones golpeados por sus parejas se niegan a denunciar este hecho por temor a la burla. Se agrega que ciertos hombres, dicen que la mujer lo abandona, que sale sola, perdió el deseo, no reconoce su masculinidad. Esto está ligado a los mitos sobre los roles del hombre y la mujer. Si no se cumple, ella se va. El machismo es un factor importante en este fenómeno donde se realizan talleres para hombres castigados y/o maltratados. De este tema no se habla. La percepción común es que los hombres nunca son las víctimas de la violencia doméstica. El perfil de las denuncias va cambiando de la mano de situaciones como el desempleo, la depresión y el estrés. También se dan casos de personas que se separan, pero siguen viviendo bajo el mismo techo porque no tienen donde ir, así surgen muchas situaciones violentas. Como existe la Ley Orgánica Sobre el Derecho de las Mujeres a un a Vida Libre de Violencia, lo que se puede proponerse es una equidad de género auténtica, sin argumentos tendenciosos y cifras tergiversadas. Se exige el respecto a la familia como base de la Sociedad. Pero para poder resolverlo debemos liberarnos de ese tabú. Pero es posible salir de ese lugar de víctima, cortar ese camino y empezar otro. Y no debemos olvidar, que muchas personas pierden las pequeñas alegrías, esperando la gran felicidad y la vida solo puede ser comprendida mirando para atrás, pero solo puede ser vivida mirando para adelante. El tiempo que pasa es la verdad que huye.
La revelación pondrá de punta los pelos, los autores de la violencia doméstica no son sólo los hombres sino las damas que también le entran a la agresión con igual o mayor entusiasmo. Durante décadas, se dio por sentado que era el varón que golpeaba y maltrataba psicológicamente a la mujer mientras esta se resignaba a curarse en silencio las heridas. Falso de toda falsedad, echa por tierra el mito y demuestra que las mujeres no sólo son tan agresivas (o más) que los hombres, sino que en pocos casos propinan soberanas tandas a sus parejas. Estudios recientes dan como resultado el 93.2% de mujeres dijo que había agredido psicológicamente a su pareja al menos varias veces. Un 80.3% de hombres hizo la misma afirmación. Mientras el 39.1% de chicas reveló que había causado daño físico al hombre que frecuentaban. Los hombres que dijeron lo mismo fueron el 21.5%. Este estudio revela que las mujeres, en un conflicto, prefieren gritar, ignorar, maldecir, culpar, encolerizar, ridiculizar y al no obtener respuesta, prefieren apuñetear, arañar, hincar, cortar, quemar, disparar y golpear con objetos contundentes. Es decir, de mujeres débiles e indefensas, ni la tos. Es un truco feminista, las mujeres son las únicas que denuncian, mujeres de 15 a 65 años, entonces no se puede saber el número de menor o mayor agresividad porque es posible que varios golpes de mujer no dejan huella y un solo golpe de un varón, produzca un daño evidente. No obstante, hace más de veinte (20) años que las estadísticas de las instituciones, fiscalia y organismo policiales, revelan que las mujeres representan el 90% de casos de violencia conyugal. Este número proviene de recuento de las denuncias policiales y de los informes de las mujeres golpeadas. Lo paradójico es que la agresión contra el varón no suele considerarse un delito, no suele registrarse en los atestados policiales, ni aparece en las estadísticas. Muchos varones golpeados por sus parejas se niegan a denunciar este hecho por temor a la burla. Se agrega que ciertos hombres, dicen que la mujer lo abandona, que sale sola, perdió el deseo, no reconoce su masculinidad. Esto está ligado a los mitos sobre los roles del hombre y la mujer. Si no se cumple, ella se va. El machismo es un factor importante en este fenómeno donde se realizan talleres para hombres castigados y/o maltratados. De este tema no se habla. La percepción común es que los hombres nunca son las víctimas de la violencia doméstica. El perfil de las denuncias va cambiando de la mano de situaciones como el desempleo, la depresión y el estrés. También se dan casos de personas que se separan, pero siguen viviendo bajo el mismo techo porque no tienen donde ir, así surgen muchas situaciones violentas. Como existe la Ley Orgánica Sobre el Derecho de las Mujeres a un a Vida Libre de Violencia, lo que se puede proponerse es una equidad de género auténtica, sin argumentos tendenciosos y cifras tergiversadas. Se exige el respecto a la familia como base de la Sociedad. Pero para poder resolverlo debemos liberarnos de ese tabú. Pero es posible salir de ese lugar de víctima, cortar ese camino y empezar otro. Y no debemos olvidar, que muchas personas pierden las pequeñas alegrías, esperando la gran felicidad y la vida solo puede ser comprendida mirando para atrás, pero solo puede ser vivida mirando para adelante. El tiempo que pasa es la verdad que huye.
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